Hoy me he levantado feliz, o somnolienta, a esas horas aún ni sabes como estás.
He hecho mi visita de rigor al baño y ¡HORROR! Tenía un nuevo visitante en la cara, un enorme monstruo de color rojo comúnmente denominado “grano”.
Sé que es asqueroso hablar de esto pero es que una vez maquillado, tapado y con medio bote de pintura en la cara, me he dado cuenta de la velocidad con la que me dispuse a ocultarlo… solo es algo natural, ¿no? Todo el mundo tiene o ha tenido uno y quien diga que no, lo siento pero miente.
Entonces, ¿Por qué he tenido esa reacción?
Ya una vez en la calle, viendo las caras de la gente, me he dado cuenta de que las chicas vamos tan maquilladas que no parecemos naturales, en absoluto. En cambio, los chicos iban orgullosamente mostrando sus imperfecciones cutáneas (quizá no con orgullo, vale… pero iban al natural)
¿Por qué nosotras vamos siempre tan artificiales? Una cosa es arreglarte para sentirte mejor y otra parecer una Barbie (muñeca que, por cierto, se ha demostrado que si una mujer real tuviera sus medidas no podría mantenerse en pie, pues sus escuálidas piernas no aguantarían su peso)
Pero últimamente no es cuestión de estética, sino de aparentar.
Cada vez se ve mas a niñas que con trece años se están destrozando la piel usando para 6 horas de clase unas 6 capas de maquillaje, ¡una para cada hora!; y no contentas con llevar la piel de color naranja llevan un neceser. Los ejercicios no, pero los potingues para retocarse la segunda piel que se untan no pueden faltar. ¿¡A que viene esto!? ¿Tan superficial es la sociedad? Pues entonces da muchísimo asco.
En realidad no tapamos imperfecciones, sino la inseguridad. Tememos no dar la talla. Tememos no ser “tan… tan… tan…” que nos olvidamos de ser nosotras.
Todo esto sin hablar de la cirugía estética, tapadera de complejos absurdos e influidos por el “cuerpo diez”, el prototipo de mujer “perfecta” que no hace falta que sea inteligente ni tenga estudios, sino simplemente que sea una “90-60-90”… pero este es otro tema que cada cual tiene su opinión y si ayuda a sentirse a gusto con una misma pues bienvenida sea… (Aun que sigo opinando que el hecho de que para ser feliz contigo misma tenga que haber quirófanos, bisturíes y médicos de por medio es un poquito triste)
Y dicho lo dicho me voy a desmaquillar y mañana Dios dirá.